Seleccionar página

Sábado 05:40.

Dos bomberos van a acudir a su turno de trabajo en un coche y el acompañante avisa al otro en una zona de total falta de visibilidad en una carretera secundaria, que parece que hay una bolsa de basura tirada en medio de la carretera.

El conductor, aminora y esquiva el obstáculo.

Cuando lo están realizando, resulta que lo que a priori parecía una bolsa de basura, parece ser un jabalí ( muy común por la zona) atropellado en la carretera.

Negativo.

Era un hombre con ropa negra, postrado en medio de la carretera.

Paran el coche y rápidamente, el copiloto , alerta a otros conductores que venían por detrás, para que paren y no se lleven por delante a ese hombre postrado ni a quienes alertaban de la situación. No había tiempo para poner triángulos.

Todo sale bien.

Casi de forma simultánea aparece la policía y una vez que los vehículos han parado en un sentido, vemos con la linterna del móvil, que es un hombre de unos 50 años , totalmente inmóvil, de rodillas con los brazos hacia atrás y con un charco de sangre al lado de la cabeza que está apoyada en el suelo.
Justo al lado, había un retrovisor roto.

El 112 y la Guardia Civil pasaron a la acción y los dos bomberos se fueron a trabajar.

El hombre está vivo y nos dijeron horas después, que si no llegamos a esquivar o parar al resto de vehículos, estaría muerto.

Lo que no se me va de la cabeza, es que podíamos haber matado a una persona, si alguien no es capaz de tener suficiente agudeza visual en la oscuridad y a larga distancia.

Sin comerlo ni beberlo puedes matar a alguien aunque otro le haya dejado tocado y se largue a la fuga.

Os lo cuento así, porque el copiloto era yo.

Esto paso ayer.

Esa sensación agridulce, de que no sabes si has salvado a alguien o te puedes buscar la ruina por la imprudencia de otros.

Sea como fuere, ese hombre está vivo y nosotros sin problemas.